Datos Básicos: Algunos indeseados retrasos nos obligaron a salir más tarde de lo previsto, a las 07:30 horas, para una ruta de largo trayecto previo y en la que por motivos personales y profesionales, dos de los socios no pudieron concurrir a la salida, siendo al final 12 más uno. Ya en Jerte, después de un reparador café y habiendo hecho uso de los servicios, iniciamos una ruta técnicamente fácil de seguir, marcado el camino a tramos por carteles incluso y en otras ocasiones por hitos de piedra, con variados tramos de hormigón, pista de tierra y sendas. La ruta supera los 16 Kms. de longitud y los 740 metros de desnivel, pero trascurrió con una climatología inmejorable en una estupenda zona protegida. A las 17:20 horas habíamos concluido la ruta y alcanzado de nuevo los vehículos.

 

Crónica: A las 10:30 horas salimos de Jerte e iniciamos una larga subida de 3.600 metros y 346 de desnivel hasta el Collado de las Losas, entre nubes y claros pero sin lluvia y una magnífica temperatura. Hasta el collado, el camino es muy variado y la vegetación con los matices propios del otoño. Inicialmente por una pista de hormigón, entre fincas de cerezos, para ir paulatinamente perdiéndose los cerezos y aumentando los castaños por el Monte Reboldo, ya en camino de tierra tapizado por una mullida y colorida alfombra de hojas, castañas y el “erizo” que las envolvía. La fase final de la subida, ahora entre robles, es una empinada cuesta de tierra, perdido el sendero, campo a través por una zona talada y con movimiento de tierra y troncos, llegándose al Collado de las Losas, donde hicimos una mínima parada para algún trago de agua e inmortalizar la escena con unas cuantas fotos.
En el collado, nuestra ruta se une al Camino de Carlos V. Hasta aquí la ruta esta señalizada e incluso hay algún panel con expresión de distancias y tiempos a los siguientes puntos. A partir de aquí, un suave descenso por un sendero a media ladera con abundantes helechos, algunos secos, nos llevó hasta el Puente Nuevo o de Carlos V, impresionante paraje con pozas y rumor de agua, así como impresionantes bloques de roca arrastrados. En este lugar, a las 12:00 horas hicimos la parada central de la mañana, para descansar, comer algún bocado e hidratarnos y finalmente tomar la tradicional foto de grupo con la bandera del club.
El último tramo de continuada subida, algo más de 2.500 metros y 152 de desnivel, nos tenía que llevar por la Garganta del Collado de las Yeguas, desde el puente hasta otro puente, el Puente Carrascal, en ésta ocasión, por un sendero algo más roto, de piedras sueltas, por un robledal, en el que pudimos admirar unos magníficos ejemplares, que continuamente nos bombardeaba con una buena cosecha de bellotas. Hasta el puente, encontramos dos fuentes identificadas con sendos letreros, la fuente a la que da nombre el magnífico y hermoso roble próximo y la de Zarzalones.
Siempre por la garganta, entre robles y helechos, fuimos perdiendo altura por un estrecho sendero, para encontrar antes de llegar de nuevo a la Garganta de los Infiernos algunas pozas, especialmente significativa el Charco Bonito o de la Reata y las ruinas de un molino.
Ya por un camino más cómodo, paralelo al arroyo y sus pozas, dejamos atrás el refugio y puente del Sacristán y un par más de fuentes, antes de alcanzar los Pilones. Los Pilones, sucesión de pozas sobre el arroyo, es una de las zonas, de baño, muy frecuentadas por los jerteños y en sus inmediaciones, a las 15:00 horas hicimos el alto central del día para comer y comentar la ruta.
Concluido el alto, nos dirigimos por buenos caminos hasta el mirador de la Chorrera de la Virgen, por un estupendo castañar, que nos ofrecía sus caídos frutos a cada paso. Desgraciadamente la pertinaz sequia, hace estragos y la chorrera, está seca, no pudiendo apreciar la espectacular caída que hemos podido disfrutar en otras ocasiones. Ya desde aquí un cómodo camino y poco antes de las 17:30 horas llegamos a Jerte.
Como viene siendo tradicional en nuestras rutas, unas cañas de cerveza fueron un magnífico epílogo con los últimos comentarios y observaciones de la jornada antes de emprender la vuelta a casa. Cansados, pero felices por un estupendo día senderista.