Datos Básicos: En esta ocasión temprano, a las 07:30 horas se inició en Toledo la concentración de los 18 socios que finalizó a las 08:45 horas en la Ermita de Valdehierro, punto inicial de la ruta, situado en las proximidades del Aula de la Naturaleza “Valdehierro” dependiente de la Oficina Verde del Ayuntamiento de Madridejos. La ruta en un magnífico día fue técnicamente fácil de seguir, no exenta de dureza, 18,34 Kms. de longitud y un desnivel acumulado de 735 mts y en algunas zonas con una considerable pendiente, superior al 27% que nos llevó a invertir unas 7 horas aproximadamente. El regreso a Toledo fue alrededor de las 18:30 horas.
Crónica: Por un magnífico pinar de repoblación, por pista de tierra con piedras sueltas, paralelos al arroyo Valdehierro, abandonamos las inmediaciones de la ermita y en suave pendiente atacamos los primeros 206 metros de ascensión que nos llevó al collado (1026 mts) al oeste del monte Vasto. A esa primera hora de ruta, el tiempo fresco y un grupo bastante homogéneo, nos permitió progresar rápidamente.
Desde el collado, por un cortafuego bastante limpio y cuidado, de piedras sueltas y una considerable pendiente del 10,60% ascendimos hasta el monte “Vasto” que enseguida dejamos atrás y continuamos por la cresta en dirección este para alcanzar la cota 1126, donde en su día existió una pancarta con croquis panorámico. Desde la cota existe una magnifica vista, facilitada por las condiciones meteorológicas hacia el norte y este, apreciándose perfectamente las alturas de Consuegra y sus celebres molinos de viento, al norte y Madridejos, Villafranca de los Caballeros, Herencia y Puerto Lápice al este. Al sur se aprecia con bastante nitidez la pedanía de Cinco Casas, perteneciente a Madridejos. La hora temprana, las 09:15 horas y el aire fresco, nos invitaron a no alargar nuestra parada en la cota y por el mismo itinerario, regresamos hasta el collado por el que iniciamos el ascenso al monte Vasto.
Desde el collado, se ve perfectamente el Camino de Valdezarza y los bosquecillos por cuya linde trascurre, pero impresiona la pendiente que hay que bajar y más aún la pendiente que a continuación tenemos que abordar para continuar nuestra ruta. La bajada hasta el camino puso a prueba nuestra rodillas y nuestra estabilidad, por una delicada pendiente de hasta el 24% de un cortafuegos con piedras sueltas, que nos obligó a bajar en hilera y adoptando precauciones.
Concluida la bajada, junto a la fuente del camino, nos tomamos el primer descanso del día para reponer fuerzas, descansar piernas y tomar los primeros tragos y bocados del día. Después, tremenda subida se observa desde el inicio del cortafuego, que en algunos tramos alcanza el 27% de porcentaje, pero es el camino necesario para llegar hasta la cota 1078 y que hubo que afrontar con tranquilidad, pausado ritmo de montañero y algún corto descanso para recuperar la respiración. Alcanzada la cota, progresamos ya con mayor facilidad por la cresta de 1050/1100 metros hasta la cabecera del Arroyo de Valdeciruelos, donde abandonamos el cortafuego, para coger ya un buen tramo de senda.
La bajada hasta el Camino de Valdezarza, la realizamos por una senda estrecha, empinada, a escasa altura sobre el Arroyo de Valdeciruelos, siempre paralelo a él y entre robles y monte bajo. La senda, preciosa, en ocasiones prácticamente discurre en un túnel de vegetación entre ramas y brotes de robles y jaras y pasa por las proximidades de dos embalsamientos de agua, uno de ellos de apreciable tamaño, que para riego se realizan sobre el arroyo. Alcanzado el camino, un agradable paseo nos llevó hasta las inmediaciones del Colmenar de la Huérfanas o de “Lolín” que es como es más conocido en Madridejos.
Cerca del colmenar en una agradable pradera, llana, pudimos disfrutar de sol y sombra y allí realizamos la parada central del día para comer, descansar, comentar las incidencias del día y la belleza de la ruta y también dar un paseo entre manos a la ya tradicional bota de vino. Finalizado el descanso, se realizó la tradicional sesión de foto de grupo enarbolando la bandera del club.
De nuevo en ruta, una pista en suave ascenso nos condujo hasta el Colmenar de Emilio y posteriormente al collado (962 mts) al suroeste del monte donde se encuentra enclavada la Cueva de Castrola.
Por una estrecha y poco pisada senda, apenas marcada y en subida, llegamos a la entrada de la cueva del célebre bandolero. Isidoro Juárez Navarro, hijo de Castor (de ahí el mote de Castrola) nació el 5 de abril de 1851 en Villarrubia de los Ojos y muy joven comenzó sus fechorías con 19 años robando aceite de un molino, siendo condenado junto a otros compañeros y sentenciado a 2 años y 4 meses de cárcel, que cumplió en la prisión de Alcalá de Henares. Posteriormente desertó para no cumplir con el Servicio Militar en África y se tiró al monte convirtiéndose en un sanguinario bandolero. Ocupó la cueva que lleva su nombre, en el término de Madridejos, a unos 12 km de su pueblo natal donde se refugió durante ocho años. Encontró la muerte en 1881, en la localidad de Urda, en el sitio denominado El Puerto de la Gineta, junto a la Cañada Real Soriana y muy cerca del valle de La Galana, a 8 km de distancia en línea recta a la cueva. La cueva situada en altura, pero cubierta a las vistas, posee unas buenas condiciones para vigilar y controlar los caminos y accesos próximos, dispone de vías de escape y suficientes caseríos y asentamientos no muy lejanos para poderse proveer logísticamente. Ello le permitió a Castrola sobrevivir en la zona, con escasos movimientos, durante ocho años.
Después de la segunda sesión de fotos con la bandera del club, ahora en la puerta de la cueva, pues la ocasión lo merecía, por una mejor senda, descendimos hasta el arroyo y el camino de Valdehierro desde donde ganamos de nuevo la ermita y nuestros vehículos.
A las 15:40 horas, después de agradecer la presencia y colaboración de los socios, por parte de la Junta Directiva, se dieron las últimas novedades y noticias del club, para a continuación dar por concluida la actividad, después de la sesión de estiramientos de recuperación de una fuerte actividad física. Posteriormente, en Madridejos, los 18 componentes nos reunimos en torno a unas cañas de cervezas para comentar las incidencias del día.