Datos Básicos:Aunque con bastante calor sobre todo en los inicios de la ruta (34 grados en el lugar de inicio), la temperatura se fue volviendo agradable debido a tres factores, la hora ya que según avanzaba la noche el calor iba remitiendo, la altitud y el viento que comenzaba a soplar en esos momentos.

11 participantes de los cuales 5 se dieron cita en el lugar habitual de salida de las rutas en Toledo comenzaron la ruta en la ermita de La Milagra en Navahermosa.

Al final la ruta fue de unos 20 Km y 670 m de desnivel, que provocó que la sed y el cansancio aparecieran al final y la idea de tomar un refrigerio a pesar de la hora tomara fuerza, como así sucedió.

Crónica: En la puerta de la Parroquia de San Ildefonso de Toledo se reunieron cinco integrantes del grupo que partieron en dos vehículos hacia Navahermosa. Cuando llegaron allí, cuatro participantes ya habían llegado y dos más se incorporaron puntualmente.

La ruta comenzó a las 20:45 aproximadamente, con bastante sol todavía y con una temperatura de 34 grados centígrados.

La ascensión comenzó a un ritmo alto tanto para las temperaturas como para la dificultad y objetivo de la ruta. Algún componente llevaba prisa, y posteriormente el resto descubriría porqué.

La primera parada se produjo en el Collado de la Madroña, punto desde el cual se pueden observar unas vistas muy bonitas de Navahermosa y Hontanar. Tras reponer líquidos, el grupo comenzó la subida hacia el pico de la Sombrerera, aunque este se subiría a la bajada.

Tras subir un kilómetro y medio, el grupo pudo disfrutar de un atardecer maravilloso, pudiendo observar como el sol se ocultaba tras los Montes de Toledo, en la zona del Rocigalgo. En ese momento, las cámaras de fotos, justificaron su presencia, dejando constancia de aquellos buenísimos recuerdos. Ahí los participantes que más rápido habían subido recordaron al grupo que gracias al ritmo marcado se pudo observar aquel precioso atardecer, que fue el motivo por el que el ritmo inicial fue elevado, desvelándose el secreto de tanta “prisa” en ascender.

El calor, pese a la caída del sol seguía siendo alto, y la parada de admiración del atardecer y realización de fotos se acompañó de nuevo de reposición de líquidos. Una vez la luna comenzaba a salir de su escondite, el grupo continuó su camino hacia la Cruz de los Llanos, lugar donde se realizaría de nuevo otra parada para reagrupar y de nuevo refrescarse.

En la Cruz de los Llanos, el viento comenzaba a soplar de forma suave de tal forma que los participantes pudieron disfrutar de temperaturas a los que no estaban acostumbrados en los últimos días.

Tras reagrupar, se continuó camino hacia el Corral de Cantos, ya con las linternas y algún frontal a pleno rendimiento ya que había partes de “sombra” en la que no se apreciaba el camino y algunos participantes decidieron dar uso a dichos elementos de iluminación.

A las 23 horas se alcanzaba la caseta del Corral de Cantos. Aquí la temperatura era ya mucho más agradable y la brisa conseguía que la sensación de confort fuera muy alta para los participantes. Por otra parte, la luna estaba ya en su máximo esplendor y aquí es donde se aprovechó para tomar la merecida cena en forma de bocadillos, fruta, etc…

A las 24 horas, tras haber disfrutado del entorno, la luna, las temperaturas y el buen ambiente del grupo, se comenzó el descenso hasta el cruce de caminos donde se ha de subir al pico de la Sombrerera.
Allí cinco participantes decidieron no subir y tras llevar un walkie de los que se utilizan en las rutas el otro walkie lo utilizó el grupo de seis participantes que sí subieron al Pico de la Sombrerera. Allí, tras 20 minutos de subida, se pudieron realizar bastantes fotos, así como admirar las maravillosas vistas que hay de la parte norte de los Montes de Toledo, y las vistas de Navahermosa, Hontanar, la Urbanización Río Cedena, San Pablo de los Montes, etc…

Tras unos minutos de disfrute en la cima, los seis participantes que habían subido se coordinaron con los otros cinco, que habían comenzado el descenso, para coordinar el reagrupamiento. Dicho reagrupamiento se produjo en el Collado de la Madroña.

Max, el perro que formaba parte del grupo, celebró la llegada de los participantes con algunos ladridos, que anunciaban el reagrupamiento del mismo.

A partir del Collado de la Madroña, la bajada se hizo un poco larga, por la hora y por el cansancio. A las 2:20 el grupo alcanzaba de nuevo el punto de partida, y cinco miembros decidieron tomar unos refrigerios tras dar por finalizada la ruta, en unas terrazas que aun gozaban de muy buen ambiente, para comentar anécdotas de la ruta y emplazarse para la siguiente.

XCV Ruta -Subida nocturna al Corral de Cantos