Datos Básicos: Buen día para la práctica del senderismo en la zona de la ruta, inicialmente una mañana fresca con poco viento y que a lo largo del día fue incrementándose la temperatura, hasta acabar con calor y sol. Un total de 19 socios disfrutamos de la ruta, formada por un enlace de los dos itinerarios oficiales del parque, la senda de los Robledales y la de Carretas.
La ruta fue de unos 22 Kms. y algo más de 480 mts de desnivel.

Crónica: En el lugar habitual de Toledo, a las 07:00 horas nos reunimos parte de los participantes, ya que otros se incorporaron directamente al punto inicial de la ruta y otros incluso, aprovecharon la lejanía de la ruta para pasar el fin de semana en algún pueblo de la zona y disfrutar más tiempo del otoño que avisaba de próximas lluvias.

El punto inicial elegido resultó muy cómodo de aparcamiento, en la amplia explanada que hay junto al control de entrada al parque natural y también lo fue para el organizador de la ruta, que dispuso de espacio para la reunión previa y en la que se concretan los últimos datos y se realiza un repaso de la necesaria información. Concluida ésta, a las 10.15 horas se inició el recorrido

El sendero en un principio discurre paralelo a la pista principal y está señalizado por postes de maderas marcados en verde. Enseguida nos desviamos para descender ligeramente y cruzar el Río Lillas, por un típico puente de pizarra, junto a varias tainas, típicas construcciones tipo chozos de los pastores de la zona.

La ruta transcurrió en su mayor parte por senderos y en mucha menor cuantía por pistas forestales. La vegetación predominante la forman hayas y robles melojos con su matorral bajo asociado, pinos silvestres, tejos, abedules, arces, acebos, álamos temblones, saúcos, serbales, gayubas, arándanos, majuelos, mostajos, enebros, sabinas, jaras, brezos, retamas y musgos. A lo largo de la ruta existen numerosos paneles explicativos junto a los ejemplares a los que aluden. En cuanto a la fauna, no vimos ejemplares que resaltar.

 Atravesado el rio Lillas, iniciamos un largo ascenso atravesando un robledal con todos los colores del arco iris en sus hojas. Otoño en su esplendor. Pasamos por una extensa pradera conocida como la Plaza de Toros. Después comienzan a aparecer las primeras hayas con pinos silvestres intercalados. Sorteamos el Collado de la Hoya y llegamos a un mirador natural en la Loma de la Torrecilla, donde se encuentra un panel informativo.

Llegamos al centenario Roble de las Güensas, perfectamente señalizado por un indicador de madera, donde hicimos algunas fotos y proseguimos hacia una encrucijada de caminos en la Junta de los Cerros. En el Collado del Hornillo nos desviamos al sendero que se interna en el hayedo. Más adelante enlazamos con la Senda de Carretas, señalizada en color blanco y a partir de este momento nuestra tranquilidad, casi soledad en la sierra, cambió a una nutrida presencia de paseantes, que desde el aparcamiento regulado de Carretas, disfrutaban del otoñal paseo por ese itinerario mucho más corto y menos exigente que el de los Robledales.

Si en la Senda Robledales destacan estos árboles, hay tramos que se entrecruzan con distintas clases de pinos, pero al llegar a la senda Carretas, el rey de los arboles es el haya, precioso en esta época del año con sus distintos matices y colores en sus hojas. Durante la senda nos encontramos con un hermoso tejo centenario en pleno hayedo, marcado y con la advertencia de no aproximarse a él por la colmatación del terreno.

Tras vadear un ramal del Arroyo de Carretas por una pasadera de piedras, salimos a campo algo más abierto, tras vadear otro ramal del arroyo, de nuevo, nos acercamos al punto más elevado de la ruta, en la Pradera de Matarredonda, donde en una breve parada hicimos la tradicional foto de grupo con la bandera de nuestro club. A partir de este punto descendemos hacia el Arroyo de Carretas, entrando de nuevo en el bosque. Este tramo de la senda dispone de varios puentes de madera para cruzar el arroyo hasta en cuatro ocasiones. También pasamos por una curiosa reproducción de las carboneras tradicionales que antaño proliferaban en estos parajes.

Llegamos a la confluencia del Arroyo de Carretas con el Río Lillas. El hayedo cede ahora el protagonismo a la vegetación de ribera, así es que aprovechamos para realizar la parada central del día en una de las praderas, un cómodo lugar, donde pudimos descansar y reponer fuerzas. La parada anterior, más breve, lo fue después de visitar el centenario roble de de las Güensas.

Pasamos por el aparcamiento de Carretas, evitando atravesarlo por seguridad ante la COVID, lo bordeamos porque estaba completamente lleno y con gran afluencia de personas que por allí pasaban el día. A partir de este punto, de nuevo recuperamos la tranquilidad y se acabó la afluencia de paseantes, se acaba la Senda de Carretas con marcas blancas en postes y prosigue la vuelta por la Senda del Robledal, marcada de nuevo con postes de madera con pintura verde, que discurre por las praderas paralela al rio Lillas y que lo atraviesa no menos de 6 o 7 veces. Afortunadamente en esta época el rio lleva poco agua y su vadeo es fácil.

 Pasada la zona de la Taina Grande, edificaciones que a lo lejos daban sensación de abandono, dejamos la Senda de Carretas y en dirección sur, campo a través, ganamos rápidamente la pista para favorecer el avance de un compañero con una lesión en el tobillo. Ya por la pista alcanzamos el aparcamiento y los vehículos a las 17:00 horas, dando por concluida la jornada.

XCIX Ruta: Hayedo de Tejera Negra, Sendas del Robledal y de Carretas