Datos Básicos: Las 06:30 horas en la Parroquia de San Ildefonso, Toledo y las 10:00 horas en la Central Hidroelectrica del Chorro de La Solana de Avila, fueron los puntos acordados para reunir el grupo. Los participantes para realizar esta ruta fueron siete socios del Club todos provistos de sus respectivos carnets de federados y, por tanto, asegurados . La travesía se iba a desarrollar por la vertiente oriental del macizo central de la Sierra de Béjar, moviéndonos en el límite de poniente del Parque Natural de la Sierra de Gredos.
Crónica: El dia se presentó soleado y con una temperatura veraniega de montaña que invitaba a la ruta. Iniciamos la andadura desde la Central Hidroeléctrica junto arroyo de la Solana con una corta, pero empinada subida hasta las inmediaciones de la presa de la Laguna del Duque. Allí empezamos a notar que la jornada sería calurosa. Despues de recorrer la orilla de dicha laguna hicimos la primera parada con el fin de refrescarnos, coger fuerzas y darnos un refrescante baño, circunstancia que solo fue aprovechada por la parte femenina de la expedición. Inmediatamente procedimos a la ascensión por la cuerda de los Asperones que se nos hizo muy dura ya que el terreno es muy empinado y pedregoso, a lo que se unió el calor que comenzaba a imperar en la mañana. La llegada a la zona mas plana de las vegas de Hoyo Malillo, donde pasta un buen número de vacas nos permitió un ligero alivio antes de afrontar la subida, que se produce por una ladera con mucho piorno y piedras sueltas, hasta las inmediaciones de la Laguna Negra, donde paramos a reponer fuerzas comiendo alguna de las viandas que transportábamos. Allí permanecimos un buen rato que fue aprovechado por otro de los integrantes para remojarse en las oscuras aguas de la laguna.
Una vez descansados iniciamos el cresteo de la cuerda de Talamanca ascendiendo primero por el Canchal del Turmal, la progresión se hizo lenta. Después del Turmal nos dirigimos por la cuerda hasta la bajada a la primera Portilla de Talamanca, donde la cosa comenzaba a ponerse interesante y algo mas complicada con pequeñas trepadas, balcones a ambos lados y pasos aéreos que hacen de esta parte del recorrido la más entretenida y expuesta, hasta llegar a la cumbre de Talamanca donde llegamos exhaustos bien entrada la tarde. Nos encontrábamos cerca del vértice del Torreón o Calvitero (2.400m, techo de Cáceres) donde, para llegar a su cima, hay que bajar (y volver a subir de vuelta) el famoso Tranco del Diablo que no se hace demasiado difícil gracias a una cadena colocada para facilitar las cosas. Desde alli decidimos que buscaríamos un buen lugar próximo para pasar la noche, porque la luz y nuestras fuerzas empezaban a ser escasas. Encontramos dicho lugar después de bajar unos metros hasta el collado entre la cumbre del Talamanca y el Canchal de la Ceja a orillas de una pequeña laguna desde donde se podría contemplar una hermosa perspectiva del valle que forma el Arroyo Malillo o de la Solana. A pesar de ir bastante escasos de agua no nos atrevimos a tomarla de ésta laguna porque se veía frecuentada por rumiantes de todo tipo y tamaño, así que cenamos compartiendo el poco líquido que nos quedaba en las cantimploras. Montamos el vivac a la intemperie y procedimos al merecido descanso que fue amenizado por uno de los mas hermosos espectáculos que la naturaleza depara a los montañeros más noctámbulos con un increíble desfile de estrellas, galaxias, planetas y meteoros.
A la mañana siguiente enlazamos por la cuerda pasando por la Portilla de las Agujas, donde se hace la foto más típica de esta zona (portada de la Guía Senderos de Gredos), subiendo unos 100 m. mas hasta llegar al Canchal de la Ceja (2.434m, techo de Salamanca). A partir de aquí sería todo de bajada junto a las Lagunas y Garganta del Trampal, al inicio de la cual encontramos donde repostar del ansiado agua que tanta falta nos estaba haciendo . Las Lagunas de Trampal son cuatro en total y las frías aguas de la segunda de ellas fueron también probadas por nuestros acalorados cuerpos con un largo y reposado baño reconstituyente. Posteriormente tomamos el largo camino de bajada siempre junto al arroyo y cuidando de no perder la senda del Tranco del Infernillo que se nos hizo complicado y eterno hasta que volvimos a donde dejamos los coches para proceder al tercer tiempo reglamentario antes de la vuelta a casa.
Este tercer tiempo se produjo en dos fases, ya que primero tomamos unas merecidas cervecitas en Solana de Avila y después fuimos a comer a un bonito lugar que ya conocíamos en Bohoyos donde culminamos con el último baño en el arroyo adyacente.