Datos Básicos: El itinerario, tiene una longitud de 20 kilómetros y un desnivel de unos 750 metros.
A las 9:30 horas, tras reunirnos en el punto de salida en el Bar “El Centro de Hontanar”, los asistentes a la ruta, un reducido grupo de 8 valientes desafiando a la predicción de lluvia, comenzaron la ruta por una pista ancha y en buen estado, con las nubes en lo alto de la montaña…amenazantes.Crónica: Sin lluvia y con buena temperatura, dejamos el pueblo en dirección sur por el llamado camino de los porches, llevamos buen ritmo y tras recorrer unos 3 km, tomamos un desvío a la derecha a la altura del arroyo de Valdelachiva.
Abandonamos el camino y ascendemos paralelos al arroyo, atravesando un canchal hasta alcanzar una explanada cercana a la carretera que sube al Risco de las Paradas. Aquí hacemos una primera parada para reponer fuerzas y pertrecharnos contra la lluvia, que hace rato que nos acompaña. Tomamos la Senda de la Nava de Estena, que asciende paralela a una valla cinegética, y tras un complicado ascenso, alcanzamos el inicio de la cuerda a 1300 m de altitud.
Hacemos una parada para recuperar el aliento y reagruparnos y nos damos cuenta de que somos uno menos. Mientras la lluvia arrecia, volvemos sobre nuestros pasos y descendemos hasta que volvemos a estar todo el grupo de nuevo.
Una vez reagrupados, iniciamos la travesía por la cuerda con la lluvia convertida en aguanieve y el viento que sopla de costado dificultando nuestra marcha. La cuerda no tiene una senda definida y es bastante escarpada y tupida de vegetación. Nuestro avance resulta lento y penoso, pero con tenacidad y esfuerzo, vamos recorriéndola hasta llegar a la zona de los cuchillares, que emergen fantasmagóricos entre la niebla que hace rato que nos acompaña. Paramos brevemente para hacernos la foto del grupo con nuestra bandera y reemprendemos la marcha hasta que pronto alcanzamos el Corral de Cantos (1421 m) y techo de nuestra ruta.
La lluvia no nos da tregua y tras hacer una foto en el geodésico, buscamos un pequeño abrigo para recuperar fuerzas y comer.
Ahora comenzamos el descenso hasta el pueblo por un buen camino, que nos permite avanzar rápido y disfrutar un poco de la marcha, pues la lluvia nos da un respiro. Tras una hora y media de descenso y lluvia intermitente, alcanzamos el Collado de la Madroña, desde donde tomamos la senda que nos devuelve de nuevo a Hontanar.
Ha sido una ruta dura, bastante dura, no tanto por el recorrido como por las inclemencias del tiempo, pero ha merecido la pena y con el cansancio en nuestros rostros, nos sentamos en el Restaurante “El Centro de Hontanar” donde se nos une nuestro amigo y socio Miguel Ergueta y rematamos el día con unas merecidas cervezas y raciones de venao.