Datos Básicos: Es una ruta de cuatro días. Tres días se usan para desplazarse entre los tres refugios, Estós, Ángel Orús y Biadós, y otro día se emplea en hacer el ascenso al Posets, segunda cumbre en altura de los Pirineos. Para ello, en esta planificación se decidió usar el ref. Ángel Orús como base para la subida.
Crónica: La aventura comenzó el martes a las 9:30, en el lugar habitual en el que los socios solemos reunirnos para empezar las actividades del club. Este pequeño pero bien avenido grupo compuesto por dos Anas, Ángel, Eugenio, Julián y Marcos salía para la zona del Parque Natural Posets-Maladeta, ubicado en Los Pirineos. La ruta de los tres refugios, siguiendo el GR11, y el ascenso a el Posets (o Llardana) nos esperaban.
Tras un tranquilo trayecto con una relajada parada para comer, llegamos a San Juan de Plan, donde comienza la pista hasta el refugio de Biadós (1.700 metros), punto de partida y de llegada de la ruta de cuatro días que se nos planteaba. En este refugio tomamos una abundante y energética cena para prepararnos para el día siguiente y descansamos en unas camas inusualmente cómodas, para ser un refugio de montaña.
Amanece, que no es poco, y comenzamos a caminar con la pesada mochila hacia el refugio Ángel Orús. Casi 1.500 metros de desnivel positivo acumulado y unos 1.100 de descenso metidos en los 15 km de ruta prometían ponernos firmes este primer día. Subiendo por el Barranco de la Ribereta llegamos al Tozál Blanco, desde el que subimos al Collado de la Forqueta (2.992 metros), a los pies del pico con el mismo nombre, donde hicimos la parada para comer. A partir de ahí, tras haber superado el primer nevero, empezamos la larga bajada hacia el Ibón de la Llardeneta. De ahí, por el valle de la Llardeneta, hacia el refugio de Ángel Orús. Celebramos el primer día, cansados pero satisfechos, en la amplia terraza del refugio, disfrutando de las vistas del valle con una cerveza fría en la mano. Tras la opípara cena, a dormir pronto para levantarnos al amanecer y empezar la ansiada subida al Posets.
A las 6:00 AM nos levantamos este segundo día y tras el desayuno y los ajustes en el equipamiento para llevar lo estrictamente necesario, empezamos el ascenso al Posets. 1.200 metros de desnivel positivo acumulado en los 6 km de subida hasta la cima dan idea de lo duro de este ascenso. Deshacemos un poco el camino del día anterior para llegar a la Canal Fonda, donde nos equipamos con crampones, piolet y casco para empezar la subida por los neveros de esta canal, que gana inclinación a medida que la vas recorriendo. Tras llegar al Diente de la Llardana, empezamos a subir la cresta del Posets, una cresta poco técnica que lleva, por fin, a la cima; la segunda cumbre del Pirineo, con sus 3.369 metros estaba a nuestros pies. Tras celebrar la subida, comer algo, unas cuantas fotos, y admirar el paisaje del Macizo del Posets y del Macizo de la Maladeta comenzamos la bajada desandando lo subido hasta llegar al refugio. El disfrute de la terraza no fue exclusivo del primer día ya que esta segunda jornada hizo mejor temperatura.
El tercer día, no madrugamos tanto como el día del ascenso, pero aun así nos levantamos temprano y tras el desayuno partimos hacia el refugio Estós. Nos esperaban 1.000 metros de desnivel y 15 kilómetros. Tras una breve subida, llaneamos a media ladera hasta el Ibón de Eriste donde hicimos una parada para reponer fuerzas. Tras esta parada, subimos hasta el Ibón de la plana, a los pies del pico des Corbets donde pudimos fotografiar las partes más impresionantes del macizo del Posets y del macizo de la Maladeta y ver las cumbres más indómitas de la zona como el Monte Perdido y el Aneto. A partir de ahí recorrimos una continua bajada por pedregales pasando por una multitud de Ibones, L’Aigueta de Batisielles y Grande de Batisielles entre los más destacados. Tras llegar al valle de Estós, hicimos un giro al sur para llegar, atravesando los bosques de pino y abeto hasta llegar al refugio.
El cuarto y último día, el más relajado, subimos “tan sólo” 750 metros y bajamos cerca de 1.000 en los cerca de 13 km que recorrimos. La reposada subida hasta el puerto de Chistau nos regaló vistas espectaculares del valle de Estós y de algunas impresionantes cascadas y las suaves bajadas por veredas fáciles de recorrer hasta llegar al punto de partida, hicieron las delicias de nuestras cansadas piernas. En el cruce de los barrancos Señal de Biadós, Añes Cruces y Chistau, hicimos un dilatado descanso metiendo los pies en las frías aguas que bajaban del collado mientras admirábamos las coloridas flores de las praderas circundantes.
Tras llegar al refugio y comer a la sombra de un frondoso árbol, dimos por concluida la ruta. Más tarde celebramos el éxito de la empresa en el cercano pueblo de Gistain donde disfrutamos de un relajante paseo por el pueblo y una deliciosa cena.
El domingo pusimos camino a Toledo pero no sin parar a visitar el Valle de la Pineta a los pies del Monte Perdido y más tarde, a comer y a hacer turismo en la ciudad medieval de Ainsa.
A las 20:00 llegamos a Toledo y nos despedimos con la promesa de repetir el año que viene una actividad parecida, dura y bella a partes iguales, donde compartir nuestro tiempo con la actividad que más nos gusta.